EL PAPA BENEDICTO Y LA MÚSICA

RATZINGER A LOS CORALISTAS:

«CON EL CANTO ORÁIS Y HACÉIS ORACIÓN»

«Vídeo del concierto ofrecido por la SCHOLAE CANTORUM al Santo Padre Benedicto XVI»

Hemos traducido el artículo escrito para Vatican Insider por Michelangelo Nasca y también publicado en su blog:

http://www.virgolettato.altervista.org/?p=1742

El Papa Benedicto XVI se reunió en estos días con más de 8.000 cantores pertenecientes a las «Scholae cantorum » de numerosas parroquias italianas, recibieron por primera vez en el Vaticano con motivo del Congreso organizado por la Asociación italiana Santa Cecilia, para celebrar el Año de la Fe.

El Pontifice -con explícita referencia a la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II- ha recordado que «el canto sagrado, unido a las palabras, es parte necesaria e integrante de la liturgia solemne» (SC, 112), algo que va más allá del mero elemento decorativo estético del culto. «El valioso servicio que presta: la música interpretada -aclara el Papa teólogo- no es un accesorio o adorno de la liturgia, pero es esa misma liturgia. Ayudáis a la Asamblea entera a alabar a Dios, a bajar a lo más profundo del corazón su Palabra: con el canto, vosotros oraís y haceis oración, y participais en el canto y en la oración de la liturgia, que abarca toda la creación en glorificar al Creador » .

El Papa Ratzinger anima a las «Scholae Cantorum» a involucrar y mejorar la calidad de canto litúrgico, «sin temor a tener que recuperar y mejorar la gran tradición musical de la Iglesia, el canto gregoriano y la polifonía tiene dos de las más altas expresiones, como afirma el mismo Concilio Vaticano II (cf. Sacrosanctum Concilium , 116)». «La participación activa de todo el Pueblo de Dios en la liturgia -continuó el Papa- no consiste solo en el hablar, sino también escuchar, al acoger con los sentidos y con el espíritu la Palabra, y esto vale también para la música litúrgica. Vosotros, que tenéis el don del canto, podéis cantar a los corazones de mucha gente en las celebraciones litúrgicas».

Benedicto XVI recordó también la famosa experiencia de conversión vivida por Paul Claudel, mientras escuchaba el canto del Magnificat durante las Vísperas de Navidad en la Catedral de Notre-Dame de París: «En ese momento -él escribe- entiendo el evento que domina toda mi vida. En un instante, mi corazón fue tocado y creí.«

Así que muchos grandes compositores, en el pasado, deseaban de cualquier modo glorificar a Dios. Bach, por ejemplo, el título de muchas de sus partituras, escribía las siguientes letras de S.D.G.: Soli Deo Gloria -Sólo a la gloria de Dios. Anton Bruckner introdujo al inicio las palabras: «Dedicado al buen Dios».
«Deseo -concluyó Benedicto XVI- que en Italia la música litúrgica tienda siempre más alto, para loar dignamente al Señor y mostrar cómo la Iglesia es el lugar en el cual la belleza está en casa.»

EN ITALIANO:

Ratzinger ai coristi: «Con il canto voi pregate e fate pregare»

Papa Benedetto XVI ha incontrato in questi giorni più di 8 mila coristi appartenenti alle “Scholae cantorum” di numerose parrocchie italiane, ricevuti per la prima volta in Vaticano in occasione del Congresso organizzato dall’Associazione Italiana Santa Cecilia, per celebrare l’Anno della Fede.

 Il Pontefice – con esplicito riferimento alla Costituzione sulla Sacra Liturgia del Concilio Vaticano II – ha ricordato che «il canto sacro, unito alle parole, è parte necessaria ed integrante della liturgia solenne» (SC, 112), qualcosa che va oltre il semplice abbellimento estetico del culto. “Il prezioso servizio che prestate: la musica che eseguite – chiarisce il Papa teologo – non è un accessorio o un abbellimento della liturgia, ma è essa stessa liturgia. Voi aiutate l’intera Assemblea a lodare Dio, a far scendere nel profondo del cuore la sua Parola: con il canto voi pregate e fate pregare, e partecipate al canto e alla preghiera della liturgia che abbraccia l’intera creazione nel glorificare il Creatore”.

Papa Ratzinger incoraggia le “Scholae cantorum” ad impegnarsi e a migliorare la qualità del canto liturgico, “senza aver timore di recuperare e valorizzare la grande tradizione musicale della Chiesa, che nel gregoriano e nella polifonia ha due delle espressioni più alte, come afferma lo stesso Vaticano II (cfr SC, 116)”. “La partecipazione attiva dell’intero Popolo di Dio alla liturgia – prosegue il Pontefice – non consiste solo nel parlare, ma anche nell’ascoltare, nell’accogliere con i sensi e con lo spirito la Parola, e questo vale anche per la musica liturgica. Voi, che avete il dono del canto, potete far cantare il cuore di tante persone nelle celebrazioni liturgiche”.

 Benedetto XVI ricorda anche la celebre esperienza di conversione vissuta da Paul Claudel mentre ascoltava il canto del Magnificat durante i Vespri di Natale nella Cattedrale di Notre-Dame a Parigi: «In quel momento – egli scrive – capitò l’evento che domina tutta la mia vita. In un istante il mio cuore fu toccato e io credetti».

Tanti grandi compositori, in passato, desideravano in qualche modo glorificare Dio.  Bach, per esempio, sul titolo di molte delle sue partiture scriveva le seguenti lettere S. D. G.: Soli Deo Gloria – Solamente alla gloria di Dio. Anton Bruckner metteva all’inizio le parole: “Dedicato al buon Dio”.

 “Auguro – conclude Benedetto XVI – che in Italia la musica liturgica tenda sempre più in alto, per lodare degnamente il Signore e per mostrare come la Chiesa sia il luogo in cui la bellezza è di casa”.

El Papa recuerda que “la música se puede convertir en oración”

http://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-recuerda-que-la-musica-se-puede-convertir-en-oracion-/#.Uul2UvtLb1U

VATICANO, 19 Oct. 09 / 07:30 am (ACI).- El Papa Benedicto XVI reflexionó sobre la belleza de la música y afirmóque ésta “se puede convertir en oración” cuando eleva la mente y el corazón aDios.

Al agradecer a la Academia Pianística Internacional de Imola y a la pianista Jin Ju por un concierto celebrado en el Vaticano, el Papa aseguró que «la música, la gran música, distiende el espíritu, suscita sentimientos profundos e invita casi naturalmente a elevar lamente y el corazón a Dios en cada situación de la existencia humana, ya seaalegre o triste. La música se puede convertir en oración”.

En el concierto, Ju interpretó en siete piezas de Bach, Scarlatti, Mozart, Czerny, Beethoven, Chopin, Ciakovskij yLiszt.

Al final del concierto, el Papa dio las gracias a la Academia y a la pianista, que «nos ha hecho saborear la carga emotiva de las músicas que ha interpretado».
«Este concierto nos ha permitido, una vez más, apreciar la belleza de la música, lenguaje espiritual y por lo tanto vehículo universal, muy adecuado para la comprensión y la unión entre las personas y los pueblos. La música forma parte de todas las culturas y, podemos decir, que acompaña toda experiencia humana, desde el dolor al placer, del odio al amor, de la tristeza a la alegría, de la muerte a la vida».

Benedicto XVI subrayó que «a lo largo de los siglos y de los milenios, la música se ha utilizado siempre para dar formar a lo que no se es capaz de decir con las palabras, porque suscita emociones, por otra parte, difíciles de comunicar. Por eso, no es un caso sitodas las civilizaciones han dado importancia y valor a la música en sus varias formas y expresiones».

Y como sabéis, nuestro querido Papa Emerito ha sido un gran amante de la música clásica, su pasión, EL PIANO:

Os dejamos el enlace del video realizado por BR Mediathek VIDEO

ELM17

http://www.br.de/mediathek/video/sendungen/stationen/papst-musik-100.html

Legado musical de Benedicto XVI

Muy buen artículo del Padre Oscar Valado escrito en su blog el 27/02/2013

http://elcientoporuno.blogspot.com.es/2013/02/legado-musical-de-benedicto-xvi.html

En el año 2005, en el mismo instante de su elección, los que somos amantes de la teología, de la liturgia y de la música nos frotábamos las manos porque había sido elegido “uno de los grandes”. Un gran teólogo, preocupado por la liturgia y apasionado de la música. ¿Qué cabría esperar? Todos ansiábamos un documento sobre música sacra, quizás con motivo del 50 aniversario de la Sacrosanctum Concilium. Pero no fue así.

Sin embargo, su gran regalo ha sido enriquecer su magisterio con infinidad de intervenciones sobre la importancia del arte, la belleza… y, sobre todo, la música. No desde una perspectiva legislativa como nos habían acostumbrado pontífices anteriores desde san Pío X; sino que música y teología se han fundido en un abrazo para enriquecer la vida espiritual de los hombres y para iluminar el sentido teológico-litúrgico de la música. Esto no es completamente novedoso, porque siendo el Cardenal Joseph Ratzinger ya había escrito abundantemente sobre el tema, y muchos de sus escritos están recogidos en el volúmen XI de su obra completa.

Podemos destacar que Benedicto XVI ha abordado la cuestión musical en innumerables ocasiones y desde diferentes perspectivas: liturgica, teologica, pastoral, espiritual, etc.

DESCARGAR elenco sobre música sacra –  J. Ratzinger / Benedicto XVI

Todas estas intervenciones y muchas más son el claro ejemplo de la sensibilidad de Benedicto XVI ante la cuestión musical. Pero sus continuas intervenciones han ido mucho más allá de un aspecto legislativo de la música sacra. Su interés ha sido –como buen teólogo– reflexionar, en innumerables ocasiones, sobre uno de los canales que pueden llevarnos a Dios y ser también una ayuda en el encuentro con él: la vía de las expresiones artísticas, la via pulchritudinis (vía de la belleza). Muestra de esta ayuda en el encuentro con Dios son las conversiones de personajes tan relevantes como san Agustín, Paul Claudel, Manuel García Morente, etc. que han descubierto a Dios a través de la belleza de la música.

Benedicto XVI no ha escrito un documento específico sobre música sacra, pero nos ha ayudado a valorar que la belleza de la música es un verdadero camino para el encuentro con Dios y la oración. Lo creado nos tiene que hablar del creador, por eso la música sacra debe nacer de la fe y expresar la fe. Ahora sólo queda preguntar ¿la música de nuestras celebraciones litúrgicas tiene estas características?

apa Benedetto XVI ha incontrato in questi giorni più di 8 mila coristi appartenenti alle “Scholae cantorum” di numerose parrocchie italiane, ricevuti per la prima volta in Vaticano in occasione del Congresso organizzato dall’Associazione Italiana Santa Cecilia, per celebrare l’Anno della Fede.
Il Pontefice – con esplicito riferimento alla Costituzione sulla Sacra Liturgia del Concilio Vaticano II – ha ricordato che «il canto sacro, unito alle parole, è parte necessaria ed integrante della liturgia solenne» (SC, 112), qualcosa che va oltre il semplice abbellimento estetico del culto. “Il prezioso servizio che prestate: la musica che eseguite – chiarisce il Papa teologo – non è un accessorio o un abbellimento della liturgia, ma è essa stessa liturgia. Voi aiutate l’intera Assemblea a lodare Dio, a far scendere nel profondo del cuore la sua Parola: con il canto voi pregate e fate pregare, e partecipate al canto e alla preghiera della liturgia che abbraccia l’intera creazione nel glorificare il Creatore”.

Papa Ratzinger incoraggia le “Scholae cantorum” ad impegnarsi e a migliorare la qualità del canto liturgico, “senza aver timore di recuperare e valorizzare la grande tradizione musicale della Chiesa, che nel gregoriano e nella polifonia ha due delle espressioni più alte, come afferma lo stesso Vaticano II (cfr SC, 116)”. “La partecipazione attiva dell’intero Popolo di Dio alla liturgia – prosegue il Pontefice – non consiste solo nel parlare, ma anche nell’ascoltare, nell’accogliere con i sensi e con lo spirito la Parola, e questo vale anche per la musica liturgica. Voi, che avete il dono del canto, potete far cantare il cuore di tante persone nelle celebrazioni liturgiche”.

Benedetto XVI ricorda anche la celebre esperienza di conversione vissuta da Paul Claudel mentre ascoltava il canto del Magnificat durante i Vespri di Natale nella Cattedrale di Notre-Dame a Parigi: «In quel momento – egli scrive – capitò l’evento che domina tutta la mia vita. In un istante il mio cuore fu toccato e io credetti».

Tanti grandi compositori, in passato, desideravano in qualche modo glorificare Dio.  Bach, per esempio, sul titolo di molte delle sue partiture scriveva le seguenti lettere S. D. G.: Soli Deo Gloria – Solamente alla gloria di Dio. Anton Bruckner metteva all’inizio le parole: “Dedicato al buon Dio”.
“Auguro – conclude Benedetto XVI – che in Italia la musica liturgica tenda sempre più in alto, per lodare degnamente il Signore e per mostrare come la Chiesa sia il luogo in cui la bellezza è di casa”.

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Papa Benedetto XVI ha incontrato in questi giorni più di 8 mila coristi appartenenti alle “Scholae cantorum” di numerose parrocchie italiane, ricevuti per la prima volta in Vaticano in occasione del Congresso organizzato dall’Associazione Italiana Santa Cecilia, per celebrare l’Anno della Fede.
Il Pontefice – con esplicito riferimento alla Costituzione sulla Sacra Liturgia del Concilio Vaticano II – ha ricordato che «il canto sacro, unito alle parole, è parte necessaria ed integrante della liturgia solenne» (SC, 112), qualcosa che va oltre il semplice abbellimento estetico del culto. “Il prezioso servizio che prestate: la musica che eseguite – chiarisce il Papa teologo – non è un accessorio o un abbellimento della liturgia, ma è essa stessa liturgia. Voi aiutate l’intera Assemblea a lodare Dio, a far scendere nel profondo del cuore la sua Parola: con il canto voi pregate e fate pregare, e partecipate al canto e alla preghiera della liturgia che abbraccia l’intera creazione nel glorificare il Creatore”.

Papa Ratzinger incoraggia le “Scholae cantorum” ad impegnarsi e a migliorare la qualità del canto liturgico, “senza aver timore di recuperare e valorizzare la grande tradizione musicale della Chiesa, che nel gregoriano e nella polifonia ha due delle espressioni più alte, come afferma lo stesso Vaticano II (cfr SC, 116)”. “La partecipazione attiva dell’intero Popolo di Dio alla liturgia – prosegue il Pontefice – non consiste solo nel parlare, ma anche nell’ascoltare, nell’accogliere con i sensi e con lo spirito la Parola, e questo vale anche per la musica liturgica. Voi, che avete il dono del canto, potete far cantare il cuore di tante persone nelle celebrazioni liturgiche”.

Benedetto XVI ricorda anche la celebre esperienza di conversione vissuta da Paul Claudel mentre ascoltava il canto del Magnificat durante i Vespri di Natale nella Cattedrale di Notre-Dame a Parigi: «In quel momento – egli scrive – capitò l’evento che domina tutta la mia vita. In un istante il mio cuore fu toccato e io credetti».

Tanti grandi compositori, in passato, desideravano in qualche modo glorificare Dio.  Bach, per esempio, sul titolo di molte delle sue partiture scriveva le seguenti lettere S. D. G.: Soli Deo Gloria – Solamente alla gloria di Dio. Anton Bruckner metteva all’inizio le parole: “Dedicato al buon Dio”.
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Il Pontefice – con esplicito riferimento alla Costituzione sulla Sacra Liturgia del Concilio Vaticano II – ha ricordato che «il canto sacro, unito alle parole, è parte necessaria ed integrante della liturgia solenne» (SC, 112), qualcosa che va oltre il semplice abbellimento estetico del culto. “Il prezioso servizio che prestate: la musica che eseguite – chiarisce il Papa teologo – non è un accessorio o un abbellimento della liturgia, ma è essa stessa liturgia. Voi aiutate l’intera Assemblea a lodare Dio, a far scendere nel profondo del cuore la sua Parola: con il canto voi pregate e fate pregare, e partecipate al canto e alla preghiera della liturgia che abbraccia l’intera creazione nel glorificare il Creatore”.

Papa Ratzinger incoraggia le “Scholae cantorum” ad impegnarsi e a migliorare la qualità del canto liturgico, “senza aver timore di recuperare e valorizzare la grande tradizione musicale della Chiesa, che nel gregoriano e nella polifonia ha due delle espressioni più alte, come afferma lo stesso Vaticano II (cfr SC, 116)”. “La partecipazione attiva dell’intero Popolo di Dio alla liturgia – prosegue il Pontefice – non consiste solo nel parlare, ma anche nell’ascoltare, nell’accogliere con i sensi e con lo spirito la Parola, e questo vale anche per la musica liturgica. Voi, che avete il dono del canto, potete far cantare il cuore di tante persone nelle celebrazioni liturgiche”.

Benedetto XVI ricorda anche la celebre esperienza di conversione vissuta da Paul Claudel mentre ascoltava il canto del Magnificat durante i Vespri di Natale nella Cattedrale di Notre-Dame a Parigi: «In quel momento – egli scrive – capitò l’evento che domina tutta la mia vita. In un istante il mio cuore fu toccato e io credetti».

Tanti grandi compositori, in passato, desideravano in qualche modo glorificare Dio.  Bach, per esempio, sul titolo di molte delle sue partiture scriveva le seguenti lettere S. D. G.: Soli Deo Gloria – Solamente alla gloria di Dio. Anton Bruckner metteva all’inizio le parole: “Dedicato al buon Dio”.
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Publicado el 1 febrero, 2014 en RATZINGER y etiquetado en , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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